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ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA UNA GRAVE NECESIDAD

| martes, 27 de noviembre de 2012





Oh Divino Jesús que dijiste:
«Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis;
llamad y se os abrirá;
porque todo el que pide recibe,
y el que busca encuentra,
y a quien llama se le abre».
 
Mírame postrado a tus plantas
suplicándote me concedas una audiencia.
 
Tus palabras me infunden confianza,
sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor:
 
(Se pide el favor)
 
¿A quién he de pedir, sino a Ti,
cuyo Corazón es un manantial inagotable
de todas las gracias y dones?
 
¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu corazón,
que contiene todas las riquezas de la clemencia
y generosidad divinas?
 
¿A dónde he de llamar sino a la puerta
 de ese Corazón Sagrado,
a través del cual Dios viene a nosotros,
y por medio del cual vamos a Dios?
 
A Ti acudimos, oh Corazón de Jesús,
 porque en Ti encontramos consuelo,
cuando afligidos y perseguidos pedimos protección;
 cuando abrumados por el peso de nuestra cruz,
buscamos ayuda;
cuando la angustia, la enfermedad,
la pobreza o el fracaso
nos impulsan a buscar una fuerza superior
a las fuerzas humanas.
 
Creo firmemente que puedes concederme
 la gracia que imploro,
porque tu Misericordia no tiene límites
y confío en que tu Corazón compasivo
encontrará en mis miserias,
en mis tribulaciones y en mis angustias,
un motivo más para oír mi petición.
 
Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza
con que oró el centurión romano
en favor de su criado;
de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro,
 los leprosos, los ciegos, los paralíticos
que se acercaban a Ti porque sabían
que tus oídos y tu Corazón estaban siempre abiertos
para oír y remediar sus males.
 
Sin embargo... dejo en tus manos mi petición,
sabiendo que Tú sabes las cosas mejor que yo;
y que, si no me concedes esta gracia que te pido,
sí me darás en cambio otra que mucho necesita mi alma;
 y me concederás mirar las cosas,
mi situación, mis problemas, mi vida entera,
desde otro ángulo, con más espíritu de fe.
 
Cualquiera que sea tu decisión,
nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte,
oh buen Jesús.
 
Acepta este acto mío de perfecta adoración
y sumisión a lo que decrete tu Corazón misericordioso.
 
Amén
 
 
Rezar Padre Nuestro-Avemaría-Credo.
 
 
 

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