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LA MEDALLA DE SAN BENITO Y SUS ORACIONES

| martes, 12 de febrero de 2013
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La medalla de San Benito, propagada en todo el mundo hace más de 300 años, especialmente por los monjes benedictinos, es célebre por su eficacia extraordinaria en el combate contra el demonio y sus manifestaciones; en la defensa contra maleficios de todo género, contra enfermedades, especialmente las contagiosas, contra picaduras de serpientes y otros animales ponzoñosos; en la protección de animales domésticos, vehículos, etc.

Repetidas veces aprobada y alabada por los Papas, la medalla de San Benito, que une a la fuerza exorcizante de la Santa Cruz del Redentor –la señal de nuestra salvación– el recuerdo de los méritos alcanzados por la santidad eximia del gran Patriarca San Benito, es sin duda muy indicada para los fieles católicos.

 
 
La imagen de la Cruz
representada en la medalla

Basta al cristiano considerar brevemente la virtud soberana de la Cruz de Jesucristo, para comprender la dignidad de una medalla en la cual está representada.
La representación de la Cruz despierta en nosotros todos los sentimientos de gratitud para con Dios, por el beneficio de nuestra salvación.
La Cruz causa terror a los espíritus malignos, que siempre retroceden ante ella, y apenas la ven se apresuran en soltar su presa y huir. Así pues, nuestra medalla, que representa en primer lugar la imagen de la Cruz, está en perfecta armonía con la piedad cristiana, y ya sólo por este motivo es digna del mayor respeto.


La imagen de San Benito
representada en la medalla

La honra de figurar en la misma medalla junto con la imagen de la Santa Cruz fue concedida a San Benito con la finalidad de indicar la eficacia que tuvo en sus manos esta señal sagrada. San Gregorio Magno, que escribió la vida del Santo Patriarca, nos lo representa disipando con la señal de la Cruz sus propias tentaciones, y quebrando con la misma señal hecha sobre una bebida envenenada, el cáliz que la contenía, quedando así patente el perverso designio de los que habían osado atentar contra su vida. Cuando el espíritu maligno, para aterrorizar a los monjes, les hace ver el Monasterio de Montecasino en llamas, San Benito desvanece ese prodigio diabólico haciendo la misma señal de la Pasión del Salvador sobre las llamas fantásticas. Cuando sus discípulos andan interiormente agitados por las sugestiones del tentador, les indica como remedio trazar sobre el corazón la imagen de la Cruz. Por todo ello, es lícito concluir que era muy conveniente reunir en una sola medalla la imagen del santo Patriarca y la de la Cruz del Salvador.
Esto queda aún más claro al considerar que los dos grandes discípulos del siervo de Dios, San Plácido y San Mauro, cuando realizaban sus frecuentes milagros tenían la costumbre de invocar junto con el auxilio de la Santa Cruz, el nombre de su santo Fundador, y así consagraron, desde el principio, la piadosa costumbre expresada más tarde por la medalla.
 
Los caracteres que se leen en la medalla
 
 
 
 
 

Además de las imágenes de la Cruz y de San Benito, la medalla trae también cierto número de letras , cada una de las cuales representa una palabra latina. Las diversas palabras reunidas tienen un sentido que manifiesta la intención de la medalla: expresar las relaciones que existen entre el santo Patriarca Benito y la Santa Cruz; y al mismo tiempo, poner al alcance de los fieles un medio eficaz de emplear la virtud de la Santa Cruz contra los espíritus malignos.

Esas letras misteriosas se encuentran dispuestas en la cara de la medalla en que está representada la santa Cruz. Examinemos, en primer lugar, las cuatro colocadas entre los brazos de dicha Cruz:

C S

P B

Significan: Cruz Sancti Patris Benedicto; en castellano, Cruz del Santo Padre Benito. Esas palabras explican el fin de la medalla.

En la línea vertical de la Cruz se lee:

C

S

S

M

L

Lo que quiere decir: Cruz sacra sit mihi lux; en castellano, La Cruz sagrada sea mi luz.
En la línea horizontal de la misma Cruz, se lee:

N. D. S. M. D.

Lo que significa: Non draco sit mihi dux; en castellano, No sea el dragón mi guía.
Reuniendo esas dos líneas se forma un verso pentámetro, mediante el cual el cristiano expresa su confianza en la Santa Cruz, y su resistencia al yugo que el demonio querría imponerle.
Alrededor de la medalla existe una inscripción más extensa, que presenta en primer lugar el santísimo nombre de Jesús, expresado por el monograma bien conocido: I. H. S. (En el modelo más conocido de la Medalla de San Benito el monograma I. H. S. fue reemplazado por el lema benedictino PAX; en castellano, Paz). Vienen después, de derecha a izquierda, las siguientes letras:
 
V. R. S. N. S. M. V. S. M. Q. L. I. V. B.
 
Estas iniciales representan los dos versos siguientes:
 
Vade retro satana; nuncuam suade mihi vana
 
Sunt mala quae libas; ipse venena bibas.
 
En castellano: Apártate, satanás; nunca me aconsejes tus vanidades, la bebida que ofreces es el mal: bebe tú mismo tus venenos.
 
Tales palabras se supone que fueron dichas por San Benito: las del primer verso, con ocasión de la tentación que sintió y de la cual triunfó haciendo la señal de la Cruz; las del segundo verso, en el momento en que sus enemigos le presentaron una bebida mortífera, hecho que puso al descubierto bendiciendo con la señal de la vida el cáliz que la contenía.
 
El cristiano puede utilizar estas palabras cuantas veces fuere asaltado por tentaciones e insultos del enemigo invisible de nuestra salvación. El mismo Jesucristo Nuestro Señor santificó las palabras Vade retro, satanaApártate, satanás– y su valor es cierto, una vez que el propio Evangelio nos lo asegura. Las vanidades que el demonio nos aconseja son las desobediencias a la ley de Dios, las pompas y falsas máximas del mundo. La bebida que el ángel de las tinieblas nos presenta es el pecado, que da muerte al alma. En vez de aceptarla, devolvámosle tan funesto presente, ya que él mismo lo escogió como herencia suya.
 

Basta que alguien pronuncie con fe tales palabras, para sentirse inmediatamente con fuerzas para arrostrar todas las embestidas del infierno. Aun cuando no conociéramos los hechos que demuestran hasta qué punto satanás teme esa medalla, la simple consideración de lo que representa y expresa, bastaría para que la consideráramos una de las más poderosas armas que la bondad de Dios puso a nuestro alcance contra la malicia diabólica.
 

Uso de la medalla de San Benito
 

No ignoramos que en este siglo mucha gente considera que el demonio es más bien un ser imaginario y no real; y así, puede parecer extraño que se acuñe y se bendiga una medalla, empleada como protección contra los ataques del espíritu maligno. Sin embargo, las sagradas Escrituras nos ofrecen innumerables pasajes que dan una idea del poder y la actividad de los demonios, así como de los peligros de alma y cuerpo a que estamos continuamente expuestos por efectos de sus celadas. Para aniquilar su poder no basta ignorar a los demonios y sonreír cuando se oye hablar de sus operaciones. No por eso dejará de continuar el aire siempre lleno de legiones de espíritus de malicia, conforme enseña San Pablo; y si Dios no nos protegiese, aunque casi siempre sin que lo sintamos, por el ministerio de los Santos Ángeles, sería para nosotros imposible evitar las innumerables celadas de estos enemigos de toda criatura de Dios.
 
Ahora bien, el poder de la Santa Cruz contra satanás y sus legiones es tal, que la podemos considerar un escudo invencible que nos hace invulnerables a sus flechas.
 

Concluimos entonces cuán ventajoso resulta emplear con fe la medalla de San Benito en las ocasiones en que más temamos los embustes del enemigo. Su protección, no lo dudemos, será eficaz contra todo tipo de tentaciones. Numerosos e innegables hechos señalaron su poderoso auxilio en miles de circunstancias en las cuales, o por acción espontánea de satanás, o por efecto de algún maleficio, los fieles estaban a punto de sucumbir ante un peligro inminente. Podremos igualmente emplearlo a favor de otros, como medio de preservación o de liberación, en previsión de los peligros que deban afrontar.
 
A menudo nos amenazan accidentes imprevistos, en tierra o en mar; si llenos de fe llevamos con nosotros la medalla, seremos protegidos. No hay circunstancias de la vida humana, por más materiales que fueren, en que ya no se haya manifestado por su intermedio, la virtud de la Santa Cruz y el poder de San Benito. Así, espíritus malignos, en su odio contra el hombre, embisten contra los animales empleados en su servicio, contra los alimentos que deben sustentar la vida; su intervención maléfica es muchas veces la causa de las enfermedades que padecemos; ahora bien, prueba la experiencia que el uso religioso de la medalla, acompañado por la oración, opera muchas veces el cese de las celadas satánicas, y un notable alivio en las enfermedades, y a veces hasta una curación completa.


ORACIÓN PARA PEDIR LA PROTECCIÓN
DE SAN BENITO

Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.
Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.



NOVENA BREVE PARA PEDIR UNA GRACIA



Rezar durante nueve días consecutivos la siguiente oración:


OH San Benito, mi protector bondadoso y de cuantos van a ti en sus apuros. Intercede por mí a Dios para que alivie mis sufrimientos y dificultades que ahora me agobian


(pídase aquí la gracia que se desea obtener)


Te lo pido con toda confianza.


Padrenuestro, Avemaría y Gloria.







NOVENA A SAN BENITO

| lunes, 29 de agosto de 2011
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NOVENA A SAN BENITO

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San Benito es patrón de: Europa, erupciones cutáneas, sarpullidos, envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, forjadores y fundidores del cobre, moribundos,
contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón,
monjes, personas en órdenes religiosas,
intoxicaciones, escolares.
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ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
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Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano.
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Multiplica el número de tu hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...
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Rezar a continuación la oración del día que corresponda
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DÍA PRIMERO
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¡Oh glorioso San Benito, que desde tu infancia reconociste la vanidad del mundo y únicamente deseaste los bienes eternos! Alcánzanos un vivo deseo del cielo y que recordemos frecuentemente a Dios, nuestro último fin, y hacia Él ordenemos toda nuestra vida para que en todo Él sea glorificado.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA SEGUNDO
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 .
¡Oh glorioso San Benito, humilde de corazón, que supiste desdeñar las alabanzas de los hombres! Alcánzanos la humildad, tú que amaste a Dios sobre todas las cosas y le entregaste sin reservas tu corazón, consíguenos también el amor de Dios.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA TERCERO

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¡Oh glorioso San Benito, que consagraste tus labios a la oración y cantaste noche y día las alabanzas divinas! Alcánzanos el espíritu de oración. Tú, que cual lirio entre espinas, guardaste una castidad angelical por medio de la humildad, de la vigilancia continua, de la oración y de la mortificación de los sentidos, consíguenos el don de la pureza.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA CUARTO
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¡Oh glorioso San Benito que venciste al demonio y triunfaste de sus engaños! Alcánzanos la gracia de resistir sus sugestiones y de huir de toda ocasión de pecado. Tú que enseñando una vida austera, de renuncia y trabajo, aborreciste la ociosidad, inspíranos amor al trabajo y a la abnegación de nosotros mismo para seguir a Cristo.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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 DÍA QUINTO

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¡Oh glorioso San Benito, que amaste el silencio, y no abriste la boca jamás a palabras ligeras e impuras, a quejas, murmuraciones, y a juicios contra el amor al prójimo! Alcánzanos la gracia de no decir jamás palabras impuras y contra la caridad, a perdonar y guardar nuestra lengua de todo pecado.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA SEXTO

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¡Oh glorioso San Benito, que fuiste blanco de persecuciones y guardaste la paz de tu alma por medio de la dulzura de la paciencia! Alcánzanos el don de la paciencia y la gracia de perdonar las ofensas, tú que perdonaste a los que atentaron contra tu vida y te expulsaron de tu país, y que misericordiosamente pediste al Señor les perdonara, llorando su ceguera y terrible fin.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA SÉPTIMO

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¡Oh glorioso San Benito, que animado por un ardiente celo para asistir al prójimo en sus necesidades, instruiste a los ignorantes, socorriste a los pobres, curaste a los enfermos, resucitaste a los muertos, libraste a los cautivos del demonio y de sus pasiones, consolaste a los afligidos y convertiste a los pecadores! Consíguenos la gracia de amar al prójimo y de hacer con él las obras de misericordia.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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DÍA OCTAVO

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¡Oh glorioso San Benito, que inundaste de consuelo el corazón de tu hermana Santa Escolástica, llenándolo del amor de Dios y de las bienaventuranzas del cielo! Concédenos la gracia de santificar nuestros afectos más queridos.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final
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DÍA NOVENO
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¡Oh glorioso San Benito, cuya alma en tu dichosa muerte, fue elevada al cielo en medio de ángeles y santos, siendo consolados tus discípulos por la revelación de tu gloria! Concédenos del Señor, la gracia de la perseverancia final, de una buena muerte y de tu asistencia e intercesión en nuestro último día.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Tres Avemarías.
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Concluir con la oración final.
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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
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¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena.
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San Benito, ruega por nosotros.
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Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

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NOVENA A SAN BENITO

Posted by : Webmaster
Date :lunes, 29 de agosto de 2011
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NOVENA BREVE A SAN BENITO PARA PEDIR UNA GRACIA

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NOVENA BREVE A SAN BENITO
PARA PEDIR UNA GRACIA
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San Benito es patrón de: Europa, erupciones cutáneas, sarpullidos, envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, forjadores y fundidores del cobre, moribundos,
contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón,
monjes, personas en órdenes religiosas,
intoxicaciones, escolares.
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Rezar durante nueve días consecutivos la siguiente oración:
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OH San Benito, mi protector bondadoso y de cuantos van a ti en sus apuros. Intercede por mí a Dios para que alivie mis sufrimientos y dificultades que ahora me agobian.
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(pídase aquí la gracia que se desea obtener)
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Te lo pido con toda confianza.
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Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

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ORACIÓN A SAN BENITO PARA EL 11 DE JULIO

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ORACIÓN A SAN BENITO PARA EL 11 DE JULIO
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San Benito es patrón de: Europa, erupciones cutáneas, sarpullidos, envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, forjadores y fundidores del cobre, moribundos,
contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón,
monjes, personas en órdenes religiosas,
intoxicaciones, escolares.
 
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San Benito, Padre y Protector nuestro, tu no te antepusiste a nada ante Cristo desde que lo hallaste en la oración.
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Intercede para que también nosotros podamos encontrarlo y así vivamos en el amor del Eterno Padre y en la victoria de la Cruz de su Hijo.Que unamos nuestros sufrimientos a los de la para la redención de nuestros pecados.
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Amen.

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ORACIÓN A SAN BENITO PARA PEDIR SU PROTECCIÓN

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ORACIÓN A SAN BENITO
PARA PEDIR SU PROTECCIÓN
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San Benito es patrón de: Europa, erupciones cutáneas, sarpullidos, envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, forjadores y fundidores del cobre, moribundos,
contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón,
monjes, personas en órdenes religiosas,
intoxicaciones, escolares.
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Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
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Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
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Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas.
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Amén.
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Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
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Rezar tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patris.

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