Color de Vela: Rojo
Divino glorificador de las almas, 
que concluidos los dolores, tormentos y penas de la Cruz , estando ya para expirar 
y en las últimas agonías de la muerte, 
esforzando la voz dijisteis a vuestro Eterno Padre 
en la séptima y última palabra: 
“En Tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”, 
e inclinando la cabeza expirasteis. 
Os manifestasteis después en el seno de Abraham 
para glorificar, con vuestra divina presencia 
las almas santas.
Por el dolor de los dolores, 
que penetró el corazón de vuestra Soberana Madre, 
al ver apagada la luz de vuestros ojos con la muerte, 
os encomendamos, Señor, las santas almas, 
para que concluidos y acabados ya los dolores, 
tormentos y penas del Purgatorio, 
las recibáis en vuestras divinas manos 
para glorificarlas con vuestra divina presencia en el Cielo. 
A los que tantas veces han intentado quitaros la vida 
con sus culpas, haced piadosísimo Señor, 
que verdaderamente arrepentidos 
digan en la hora de su muerte:
 “ En Tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”. 
Y logre yo, Señor, lo que os pido en esta oración, 
si ha de ser para mayor honra vuestra 
y glorificación de mi alma.
 Amén.


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