San Antonio, perfecto imitador de Cristo,
que recibiste de Dios el poder especial
de encontrar objetos perdidos,
concédeme que encuentre
(haga aquí su petición)
lo que se ha perdido.
Por lo menos restaura en mí la paz
y la tranquilidad de mente,
cuya pérdida me ha afectado más
que la pérdida material.
A esta petición añado otra:
que siempre me encuentre
en posesión del bien verdadero,
que es Dios.
Permite que pierda cualquier cosa
antes que perder a Dios, mi supremo bien.
No permitas que sufra la pérdida
del más grande tesoro,
la vida eterna con Dios.
Amén.
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