Nobilísima y benigna  Señora, 
Madre del Dios bueno, 
acoge las súplicas de tu siervo indigno, 
y con tus  ojos de misericordia, 
tus entrañas de compasión,
 ejercítala conmigo, 
y aparta  tus ojos de mis muchos pecados; 
renuévame todo por entero, 
y haz que sea templo  del santo, 
vivificante y principal Espíritu, 
Virtud del Altísimo, que habitó en  ti, 
y fecundó tu seno inmaculado.
Tú eres la  auxiliadora de los afligidos, 
patrona de los atribulados y moribundos, 
salvación  de los náufragos, 
puerto de refugio en las tempestades, 
valimiento y protección  
de todos los que gimen en la necesidad. 
Concede a este siervo el don de  compunción,
 la rectitud de pensamiento,
 la serenidad de juicio, 
sobriedad de  inteligencia, 
templanza de ánimo, 
humildad de espíritu, 
afición a la santidad,  
contento en la parquedad; 
sean sus costumbres respetuosas y santas; 
que  transparenten la modestia 
y el candor interior del alma, 
y la paz que dio  nuestro Señor a sus propios discípulos.
Llegue mi oración a  tu santo templo 
y al tabernáculo de tu gloria. 
Broten de mis ojos fuentes de  lágrimas, 
y límpiame con mi llanto, purificando mi espíritu. 
Borra la lista de  mis culpas, 
disipa las nubes de mi tristeza, 
la niebla de mis pensamientos, 
la  perturbación y la tormenta de mis apetitos.
Aparta de mí su  torbellino 
y consérvame sereno y alegre; 
ensancha mi corazón con amplitud  espiritual, 
regocíjame y lléname de gozo; 
concédeme la alegría inefable, 
el gozo  continuo, para que recorra con exactitud 
los caminos de los mandamientos divinos  
y obre con conciencia irreprensible, 
sin ofender a nadie. 
Concede el don de la  oración al que a ti te lo suplica, 
para que con pureza de intención medite  asiduamente, noche y día, devota y atentamente, 
las palabras de las divinas  Escrituras, 
y con alegría de espíritu ore por la gloria, honor 
y magnificencia  de tu Hijo Unigénito 
y Señor nuestro Jesucristo, 
a quien se debe toda la gloria  y honor y adoración, 
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.  
Amén”.
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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